Como si de un cuento se tratara,
el mundo del fútbol nos ofrece dos personajes principales que día tras día, a
nivel mundial, acaparan portadas en todos los periódicos deportivos. Nos ofrece
dos caras, el héroe y el villano. Digamos que está claro que dos cumplen esa
función. Cristiano Ronaldo y Lionel Messi son los dos personajes más poderosos
en un mundo lleno de mediocridad y pleitesía, resaltan sobre todos los demás y
muestran al planeta entero que están hechos de otra pasta, como si de
personajes de la Marvel se trataran, muestran su poderío como en las escenas
más míticas entre el Duende Verde y Peter Parker. Es la maldición de vivir en
un mundo que busca némesis y malos a lo que por naturaleza se forjó como algo
casi perfecto.
En este caso, el antagonista o la
contraparte a lo que realmente brilla por su perfección es Cristiano, lo digo
en el sentido futbolístico más estricto. El portugués tiene la mala suerte de
haber nacido en la misma época que la de un astro argentino, que a diferencia
de Maradona, es humilde, es callado y no se ha metido nada más fuerte que
hormonas de crecimiento. Da igual que CR7 sea un portento físico, que corra más
rápido que nadie, que chute a más de 100 km/h, que se eleve en los aires al más
puro estilo Magic Johnson, que ayude a los más necesitados donando miles de
euros a ONG o que lleve a niños enfermos al Bernabéu a verle jugar y cumplir su
sueño, da igual que después de la muerte de su padre haya salido a jugar por
Portugal, en un claro ejemplo de profesionalismo. Todo eso es irrelevante en un
ser como Cristiano, en su día mencionó: “Me odian porque soy rico, guapo y buen
jugador”, al día siguiente los diarios más importantes de España abrieron con
estas declaraciones, está claro quién lo dice, cómo lo dice y por qué lo dice.
Si estas palabras hubieran salido de jugadores que también han resaltado por
sus papeles déspotas y chulescas, como el caso de Mario Balotelli o el ex
jugador Eric Cantona, solo hubiera sido una noticia cómica y de buen ver ¿por
qué? Muy sencillo, a estos dos últimos les resbala totalmente lo que puedan
decir de ellos, les da completamente igual, con lo cual, no hubiera sido
gracioso refutarles tales comentarios o criticarlos por criticar como muchas
veces se hace con Cristiano. Esto se puede ver reflejado claramente en las
declaraciones que hizo el portugués después de la exhibición que hizo el
presidente de la FIFA, Josep Blatter, burlándose de él (para mí, discutible),
Cristiano indicaba que tras ese show, el mandatario del fútbol dejaba claro su
preferencia por un jugador y que ello de manera indirecta afectaría a la hora
de la elección de los votos al balón de oro, nunca mejor dicho Cris, ha
influido y mucho.
Mientras que por otra parte se
encuentra Leo Messi, está de más decir las cualidades futbolísticas con las que
cuenta este hombre. Todos amamos al argentino, es un hecho. De alguna manera
este hombre, un tío timidón, más pequeño que el promedio de mortales, feote y
con una gran deficiencia a la hora de expresarse, vence en las comparaciones a
Cristiano. Es una obligación añadir que para el portugués el físico y su cara
bonita no es lo menos importante, que lo aprovecha y sabe cómo explotarla, como
en sus ya recordadas celebraciones sin camiseta. En resumen, Cristiano es un
peligro, una ofensa para el resto de tíos, una patada en los huevos al
hombre común que por más que se esfuerce en el gimnasio y se depile todo el
cuerpo nunca llegará a parecerse a él.
Quiero finalizar añadiendo que
estos dos hombres superpoderosos pasarán a la historia del deporte más bonito
del mundo, que serán capaces de llenar tres estadios en el momento de su
despedida, que harán llorar a los más viejos y a los no tan viejos. Dos hombres
que por más diferentes que sean tienen una meta en común, ser los mejores de la
historia.
Por último, quiero mencionar un verso dicho hace unos años por un ex futbolista que conquistó al mundo..."Que la chupen y que la sigan chupando".
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