viernes, 17 de enero de 2014

SANGRIENTA HAMBURGUESA

Artículo hecho por Talina Baca Ñazco

Sentía que dentro de mi estómago se tocaba un concierto, hacía tanto ruido que hasta los de la mesa de a lado lo podían sentir, lo sé porque seguían el ritmo tocando la mesa con los dedos …, pero al ver llegar aquel plato con aquella súper hamburguesa, que quizás no era tan súper porque solo tenía 7 añitos, quedó todo en silencio, levanté la tapita de pan de Burger que la cubría y fui directamente a coger una de mis salsas favoritas, en aquella época, mayonesa, y además casera, no era la hellmann’s que hasta el día de hoy me sabe a pescado, así que sin reparos bañé al tomate que coronaba la hamburguesa y me la comí toda, hasta la última miga de pan, e incluso el trocito de lechuga que siempre cae sobre el plato… y como no, acompañada de mi inseparable coca cola.

Abrí los ojos y estaba en la cama de mi tía Camucha, la hermana menor de mi papi… a un costado se encontraba un señor que no conocía, pero que estaba segura que venía a verme a mí.

Me había dado una infección al estómago, claro, después de tal hamburguesa, con la lechuga, quien sabe si lavada o no, la mayonesa casera pero de casa de quién sabe quién y la carne hecha quien sabe cómo!!! Mejor no quiero ni pensar…

Lo siguiente que recuerdo es ir al lavabo con un gran esfuerzo que ni mis piernas me aguantaban, tenía ganas de hacer pis… con ayuda de mi inseparable mami llegué a duras penas a mi destino. Una vez logré acabar, nos detuvimos y miramos el fondo del wáter con gran curiosidad, asombro, angustia, extrañes, y mil adjetivos más que describían una interrogante gigante sobre nuestras cabezas…¿había coca cola en el fondo del agua? bueno, eso parecía, había hecho pipi negro, denso, con espuma en los bordes, no miento cuando digo que para mí era coca cola, algo que por supuesto tenía ya muy visto... pero mi madre sabía que era otra cosa…

Luego recuerdo, hospitales, médicos, estar en  casa de mi abuela, faltar al cole, a mis tías y a mis padres cuidándome y consintiéndome todo, es más no me acuerdo de ‘huevo frito’, me refiero a mi hermanito menor, así es como le llamo de cariño… quizás estaba por allí intentando que alguien le entendiera, yo era su traductora particular, nadie le entendía más que yo… tenía problemas para pronunciar palabras donde hubiera una ‘pr’ ‘tr’ ‘bl’ y algunas letras más. Un pequeño defecto que solventaría en un futuro a base de repetir el clavito que clavó Pablito.

Realmente mis recuerdos son muy vagos, tengo muchas lagunas mentales pero por suerte he tenido mucho tiempo en estos 25 años de vida para compartir y poder hablar con mis padres, me han ayudado a armar mi rompecabezas mental, aunque para ser sincera muchas veces he tenido que sacar mis propias conclusiones ya que entre ellos se contradecían…

Algo que tengo presente muy bien es cuando llegamos a Lima, a una de las calles más prestigiosas de la ciudad, entramos a un edificio, tomamos un ascensor y nos dirigimos al piso 15; entramos a una sala con sofás, madera y muchas mujeres vestidas de enfermeras, pero sin duda lo que más recuerdo es al doctor Quezada, quien comentaba a mis padres el diagnóstico  de una enfermedad que me acompañaría por siempre. En esos momentos poco me importaba, lo único que mi cuerpo y me mente deseaba con locura era salir de ese lugar para dirigirnos directamente al KFC y disfrutar de su pollo y sus gigantescos toboganes.

Desde ese momento comprendí que sería diferente a todos mis amigos, no porque tuviera una HEMOGLOBINURIA PAROXÍSTICA NOCTURNA, sino por el hecho que faltaría a clase continuamente…o al menos por una temporada.


Artículo hecho por Talina Baca Ñazco

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